Es una exposición que surge del diálogo entre el pintor Andrés Cimas y la psicóloga y artista Tonina Ferrer. Las pinturas centrales fueron realizadas en Mallorca, en una temporada en la que el pintor, dejaba atrás una situación personal complicada. La llegada y estancia en Mallorca, provocó en su interior un renacer personal lleno de luz y de reconexión con su infancia. Los paisajes, la luz, los habitantes y la cultura mallorquina, le ayudó a conectar con su primavera interior. Esta sensación se transmite en sus pinturas que realizó durante esta etapa.

El objetivo de la exposición es proporcionar una experiencia que potencie en los visitantes la oportunidad de redescubrir sus propios recursos internos y potenciar la capacidad de renacer a partir de las “cenizas” que nos han estado proporcionando situaciones colectivas tan adversas como la pandemia y la guerra en Ucrania. Así como las propias e individuales que cada uno afrontamos en nuestro viaje vital.